La Casa Azul: Centro Cultural Cubano

La Casa Azul fue creada en 1996 en Fort Worth, Texas, con el espiritu de promover la cultura cubana donde quiera que esta se produzca. Pero su principal mision es dar a conocer a los escritores y artistas cubanos del exilio en interrelacion con el medio en que se desenvuelven. Estamos abiertos a todas las manifestaciones literarias y artisticas del mundo hispano,y norteamericano. Contamos con una galeria de arte cubano y nuestro Linden Lane Magazine. Visitenos en http://www.LaCasaAzul.org

Monday, May 07, 2012

La Casa Azul Centro Cultural Cubano Heberto Padilla

Ernesto Cardenal, sí, gran poeta nicaraguense, sacerdote católico, socialista, sandinista, castrista, y.....  sigue siendo el mismo... 

              En 1981, el poeta nicaraguense Ernesto Cardenal  fue a dar una conferencia a la Universidad de Princeton, y aunque no habíamos sido invitados por la institución (como nunca lo fuimos), un amigo, el pintor nicaraguense Armando Morales, nos conminó a acompañarlo. 
             Aprovechando la ocasión, y como lo conocíamos muy bien, tanto Heberto como yo, quise pedirle ayuda para que intercediera por mi hija que permanecía en Cuba.  No era, como digo, una desconocida para él, pues lo había visto en varias oportunidades años atrás, e incluso le había ofrecido información sobre la represión religiosa en Cuba cuando a finales de los 60 o principios de los 70 llegó a la Isla  en plano de investigador para escribir su libro sobre la revolución, que finalmente publicó, y donde también aparece Cintio Vitier dando testimonio de cómo morían fusilados los jóvenes gritando Viva Cristo Rey!!! (todavía Cintio no se había convertido al redil castrista). Conocedor de la represión que podría venir contra todos los que le ofrecimos información para su libro, Cardenal publicó anónimamente aquellos testimonios.
         Pero ahora allí, en la Universidad de Princeton, tras saludarlo, le hablé aparte y le rogué, como madre, no como intelectual, que intercediera por mi hija, entonces de 14 años, a la que el gobierno castrista no le permitió acompañarme cuando salí de Cuba en 1979, ni después. 
         Estas fueron sus palabras textuales:
         "Lo siento, Belkis, mi amistad con Fidel no me permite hacerle esa petición..".  Yo no le dije nada, y me quedé en silencio, pensando en lo cobarde y malvada que puede ser una persona, aún siendo un sacerdote y decirse cristiano.  Luego, cuando al paso de los años, y siendo Ministro de Cultura del gobierno sandinista, llegó el Papa Juan Pablo II a Managua y lo primero que hizo fue señalar a Cardenal y reprenderlo (y hasta creo que lo excomulgó), me sentí feliz de que al menos se le desesmarcarara en público.
              Siempre recordaré una fiesta en La Habana, en casa de mi amigo Pablo Armando Fernández,  a  principios de los 70, a la que asistió Cardenal, cuando un poeta cubano, muy amigo mío, que hoy ocupa una alta posición en el gobierno, me dijo textualmente: "Me voy de aquí ahora mismo, no soporto a ese farsante", y me pidió que lo siguiera al patio. Allí, ante mis ojos asombrados, saltó el alto muro de concreto que lo llevaba a la calle y se marchó.
               Ahora Ernesto Cardenal, sin pudor alguno, denuncia públicamente a Daniel Ortega y a su familia, dice que son una tiranía familiar o algo así.  Da lo mismo lo que diga de la pandilla sandinista a la que él perteneció con tanta efusión.  El hecho es que por un lado recibe el Premio Reina Sofía de Poesía, disfruta de los euros, se beneficia de vivir en un mundo libre, y por el otro sigue aplaudiendo a Fidel Castro, elogiando la tiranía castrista, y atacando a Estados Unidos, llamándolo con el viejo slogan del imperialismo.  Un imperialismo que lo ha recibido en sus aulas universitarias, y donde mucho antes estudió y convivió con el poeta Thomas Merton. 
               Lástima que Ernesto Cardenal, a sus ochenta años, y siendo un "cristiano", no haya dejado de servir al demonio. Un Judas que no se arrepiente de nada.

Aquí, su reciente entrevista en La Jiribilla.  Para que la "disfruten", por si ustedes creían que ser un buen poeta y un sacerdote lo hace un ser humano digno y bueno.  Por cierto que el diablito con que ilustran la entrevista le viene como anillo al dedo:
ENTREVISTA CON ERNESTO CARDENAL
Hay que ser socialista
Nirma Acosta La Habana
 
Ernesto Cardenal, el poeta  y amigo nicaragüense, nos trajo de vuelta el recuerdo de aquellos días en que, con su habitual cotona y la boina negra, le escuchamos leer sus poemas más entrañables en la sala Che Guevara de la Casa de las Américas. Nació en 1925 en la ciudad de Granada. Ha sido incluido en la corriente poética conocida como exteriorismo y ha compartido su vocación por las letras con la escultura y la pintura. Su resistencia contra la dictadura de Somoza fue un símbolo para Latinoamérica. Se incluyen en su obra poética los títulos, “Epigrama”,  “Oración por Marilyn Monroe y otros poemas”, “El estrecho dudoso”, “Homenaje a los indios americanos”, “Salmos”, “Los ovnis de oro”, “Telescopio en la noche oscura”, “La vida perdida” y “Canto Cósmico” presentado el año pasado en La Habana. 
No hay espacio para la duda en este hombre que ha vivido lo suficiente como para saber deslindar al Bien del Mal. “Soy revolucionario., nos repite, “con la misma fe, convicción y la misma esperanza”. El poeta ha recibido la Orden José Martí de la República de Cuba y en los días de 2003, cuando la campaña mediática contra la Isla servía de pretexto a una posible invasión, no se dejó silenciar y firmó junto a otros intelectuales el mensaje  “A la conciencia del mundo”. Justo así empezó esta conversación: recordando aquellos momentos en que apostar por Cuba era también la manera hermosa de decir: “Yo he repartido papeletas clandestinas/ gritado ¡Viva la libertad! en plena calle, desafiando a los guardias armados. / 
¿Cómo se conjuga la literatura y la política en su vida?
No me considero un político, sino un revolucionario, y soy revolucionario porque soy un poeta. Siempre he creído que estamos hechos de los mismos elementos que las estrellas. Nuestro cuerpo está hecho de átomos,  igual que el corazón de las estrellas. Venimos de ellas y nosotros somos las mismas estrellas con conciencia y amor en el universo.
La poesía me llevó a una conversión con Dios, a un monasterio y también a la Revolución. Tuve una conversión primera: la del encuentro con Dios. Después lo que he llamado una segunda conversión: cuando estuve en Cuba, en 1970, durante mi primera visita a la Isla, a la Revolución y al pueblo. 
¿Entonces, el encuentro con la Revolución cubana fue de alguna manera la que completó y definió el camino de Ernesto Cardenal?
Sí. Aquí me di cuenta de que el camino era este: el de Cuba. Desde entonces he militado con la Revolución. 
Después de la caída del campo socialista, algunos han tenido hasta miedo de decir lo que usted defiende con tanta fuerza: el “ser revolucionario”. ¿Qué le diría a quienes se han salido o han preferido andar por un atajo hacia la derecha? 
Sigo siendo revolucionario igual que antes, con la misma fe, convicción y la misma esperanza. Nunca he tenido una vacilación al respecto. Solo existen dos sistemas económicos posibles: la apropiación privada de las riquezas de la tierra, y la puesta en común de esas riquezas. No hay un camino intermedio entre el capitalismo y el socialismo. No existe una tercera vía. Hay que ser socialista. 
¿Cómo ve el futuro?
Como un futuro socialista.
 
¿Cuánto le ha ayudado la poesía en los momentos más difíciles? ¿Cómo ha recibido este homenaje de los cubanos por su 80 cumpleaños?
No solo la poesía. La poesía me ha ayudado, pero yo diría que lo que más me ha ayudado es mi amor a la humanidad, al pueblo, mi amor a la Revolución. Ningún homenaje por mis 80 años ha sido más importante que este que se me hace en Cuba. Justamente por tratarse de Cuba, que es el único país socialista que queda, y el único que se mantiene rebelde ante el imperialismo. Qué sería de nosotros en América Latina sin Cuba. Entonces, mi primer  y más grande reconocimiento se lo dedico siempre a este país. 

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