La Casa Azul: Centro Cultural Cubano

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Friday, March 05, 2010

El Nuevo Herald > Galería > Artes y Letras
Armando Alvarez Bravo: ``La poesía es esencialmente un milagro''
By BELKIS CUZA MALE

Especial/El Nuevo Herald
Foto de julio de 1982, en Madrid : Heberto Padilla y Armando Alvarez Bravo.

Armando Alvarez Bravo seguirá siendo para mí el poeta de El azoro, el joven de hace cuatro décadas y que ya dominaba a la perfección el inglés. Entonces como ahora, su voz firme y segura hacía que las palabras resonaran doble, como en un eco, salido no sé de dónde. Eran los años en que ser un poeta católico y proclamarlo se veía casi como una provocación, y aquel silencio que se hacía en torno suyo le daba aire de personaje extraño. En medio de la jungla que pernoctaba en la casona habanera de 17 y H --donde estaba y está ubicada la Unión de Escritores y Artistas Cubanos--, compartimos años de labor como redactores de La Gaceta de Cuba. ¡Qué tiempos aquellos, en que a pesar de los pesares, intentábamos sonreir, mientras en el jardín crecían silenciosos el marpacífico y la palma del caminante, mientras a nuestro alrededor las sombras parecían instalarse en los pasillos de la antigua casona del banquero Gelats!

Tras la publicación de su Orbita de Lezama Lima en 1966, no quedaba dudas de que la suerte estaba echada: el poeta, ensayista y traductor (todavía no conocía su talento de cuentista), se definía aún más, ahora, como gran ensayista y antologador. Hoy, al cabo de tantísimos años, su Orbita no ha podido ser superada, no obstante la posterior ``popularidad'' del autor de Paradiso ha dado motivo a innumerables estudios y textos sobre Lezama.

Reposado y lleno de vivencias personales, con una abundante obra literaria y de crítica (arte y literatura), y una familia que no ha dejado de ser el centro de su mundo, Alvarez Bravo sigue deleitando a sus lectores con nuevos títulos. El más reciente, Cuaderno de campo (Ediciones Universal, de Miami), debe leerse, según él, como un milagro, poque la ``poesía es esencialmente un milagro''. Y qué maravilla de milagro. Si alguien ha olvidado el rumbo, le recomiendo que vuelva a tomarlo, y no deje de leer al poeta Armando Alvarez Bravo, habanero de pura cepa.

Por lo regular los niños juegan a la pelota y no leen poesía, por eso indago qué transformación tuvo que sufrir su espíritu para que se inclinará por la poesía. ¿Qué te llevó --le pregunto--, a ser escritor? Bueno, comencemos por el principio:

¿Cuándo y dónde naciste?

Nací en la Habana, en la calle de San Juan de Dios, el 5 de diciembre de 1938 y fui bautizado en la histórica Parroquia del Angel, inseparable de nuestra historia y literatura. Cuando tenía unos siete años nos mudamos para El Vedado, que sigo creyendo es toda la tierra. Mi padre, José Armando, era un criollo clásico, lo que es suma de virtudes y defectos. Mi madre, Ana María, era una señora fina, dulce y gran lectora. Ella fue la que me empezó a leer buena poesía desde pequeño, la que despertó mi vocación poética. Mis juegos incluían el béisbol (fui un buen pitcher), pero prefería la natación y el buceo. Nunca he dejado de ser un niño.

Te educaste en un colegio católico. Has sido católico toda tu vida. ¿Ha influido eso en tu poesía? ¿Fue la fe católica la que te llevó a José Lezama Lima?

De mi catolicismo, que tantos problemas me deparó a mí y mi familia con el totalitarismo castrista, sólo quiero citar como explicación a un gran escritor católico, León Bloy: ``La única tristeza es la tristeza de no ser santo''. Mi fé es inseparable de mi poesía pero no soy un poeta religioso. Lo que me llevó a mi compadre Lezama Lima no fue la religión, sino el deseo de tratar a un poeta mayor, extraordinario. Trabajé con él en un sitio infernal en una época infernal. Nuestra amistad se fraguó en una presencia y compañía que se prolongó hasta su oscura muerte. Escribí la Orbita para comprenderlo mejor y compartir ese conocimiento. También porque era la única manera a mi alcance de dar razón de vida de un ser humano y un creador que el régimen detestaba con furia policial.

¿Cómo ha sido tu trayectoria intelectual durante todos estos años? ¿Te consideras un intelectual puro, o has trabajado en otras esferas de la vida ``más prosaicas''?

Todo lo que he escrito lo he escrito contra viento y marea. La realidad del silencio, la censura y los golpes arteros jamás me han apartado de mi escritura. Para mí lo esencial es mi poesía. Los otros géneros son su complemento esencial; una aproximación a la creación y a los temas que me tocan como creador y el más que ello supone. Me enorgullece haber presidido el PEN, del mismo modo que pertenecer a tres academias de la lengua y otras entidades culturales. Pero prefiero poder ser útil desde un plano de sombra. No soy un intelectual puro, jamás me ha pasado eso por la cabeza. Y sí, he trabajado en otras labores más prosaicas, como ser mozo de limpieza. Todos mis trabajos me han enseñado algo.

Cuaderno de campo (Ediciones Universal, 2009) es casi testamentario, como si quisieras poner punto final a tu expresión. ¿No escribirás más poesía? Te instalarás exclusivamente en la prosa o qué?

Cuaderno de campo es tanto un examen de conciencia y experiencia como de definición a mis 70años. ¿Dejar la poesía? Ni pensarlo. De hecho, escribo un nuevo poemario desde el 2009, El corazón en la palma de la mano, que ya supera las 250 páginas. Ahora es cuando siento la mayor invitación de la poesía en mi existencia. ¿Los otros géneros? Siempre al puntual paso. Mi qué es hacer, continuar escribiendo y, de ser posible, publicar mi Poesía completa y, al menos, unos tomos de mi prosa.

``Ya está dicho: Paciencia, escritura y barajar'', dices en un verso de Cuaderno de campo. ¿Es ése tu sentido de la vida, tu arte poética? ¿Dónde colocas a Dios?

Lo dicho, dicho está. ¿Mi sentido de la vida? Mi familia y mi poesía. ¿Mi arte poética? Lo preciso en poemas escritos a lo largo de mis jornadas. Vendrán otros. En lo que a Dios toca, sólo puede decir que está donde siempre: purísimo centro y absoluto. En lo que a mí toca, seguir dándole gracias, aunque a veces Sus designios sean incomprensibles y, sí, abrumándolo con mis minuciosos ruegos, que soy un hijo difícil.

http://www.elnuevoherald.com/2010/02/28/662519/armando-alvarez-bravo-la-poesia.html
Nota importante: La foto que ven aquí de los poetas Armando Alvarez Bravo y Heberto Padilla aparece virada, a pesar de que originalmente no está así, y la he borrado y vuelto a intentar poner aquí más de diez veces. El resultado es siempre el mismo. ¿Debo atribuirlo a alguna razón esotérica? ¿Quizás el espíritu de Heberto? Lo dejó a vuestra consideración. De todos modos, es una foto ya histórica, tomada en Madrid, en julio de 1982, durante el Congreso Mundial de Poetas al que asistimos Heberto y yo.

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